sábado, 15 de abril de 2017

Jesús está Vivo


Del Evangelio según San Juan JUAN 20,11-14.16
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le dijo: «¡María!». Ella  lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!»,

MEDITACIÓN: Señor, no eres Dios de muertos, sino de vivos (Lc 20,38). 
Magdalena buscaba entre los muertos al que está vivo, y fue el mismo Señor el que corrigió el rumbo. Él estará siempre cerca de nosotros para corregir el rumbo si nosotros nos hemos equivocado.
«Mujer: ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?» Cuántas veces, Cristo se nos pone delante y nos repite las mismas preguntas. «¡María!» Es entonces, cuando al oír su nombre, se le abren los ojos y descubre al maestro: «Raboni».  María corre a contar a los discípulos: «He visto al Señor”. Esta debe ser nuestra actitud. Gratitud por haber visto al Señor, porque nos ha manifestado su amor y, como a María, nos ha llamado por nuestro nombre para anunciar la alegría de su Resurrección.
Que la gracia de estos días sacros que hemos vivido sea tal, que no podamos contener esa necesidad imperiosa de proclamarla, de compartirla con los demás. Vayamos y contemos a nuestros hermanos, como María Magdalena, lo que hemos visto y oído. Esto es lo que significa ser cristianos, ser enviados, ser apóstoles de verdad.

OREMOS
Gracias, Jesús, porque tu Resurrección se manifiesta en nosotros.
Gracias a ti podemos: Superar miedos y complejos.
Verte en los demás y tratarlos como a ti mismo en persona.
Convertirnos en consoladores.

Gracias a ti podemos: Ayudar a superar enemistades.
Vivir fraternalmente, dialogando, en familia y/o en comunidad,
Crecer, con actitud de servicio, 
Implicarnos a fondo, en la construcción de un mundo justo.

Gracias a ti podemos: sentirnos pecadores y santos,
débiles y fuerte, pequeño y grande;
podemos  unir fe y justicia, fe y ciencia
trabajo intenso y oración profunda.
Pensar, sentir y actuar cada vez más a tu estilo, Jesús. Amén


No hay comentarios:

Publicar un comentario