jueves, 12 de abril de 2018

ALÉGRENSE Y REGOCÍJENSE.

El Papa Francisco nos hace un llamado a la Santidad

            Guardo un momento de silencio. 

¿En qué consiste la santidad para mí?

 I Pt 1,16
"Él  Señor nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y sé perfecto» (Gn 17,1).
A cada uno de nosotros el Señor nos eligió «para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor» "(Ef 1,4).                                                                                                                   


Los santos que ya han llegado a la presencia de Dios mantienen con nosotros lazos de amor y comunión. Podemos decir que «estamos rodeados, guiados y conducidos por los amigos de Dios, no tengo que llevar yo solo lo que, en realidad, nunca podría soportar yo solo. La muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce.


Hago memoria de personas santas que he conocido, en mi familia...abuelos, tíos,  dueñas de casa, trabajadoras, profesores...algunos que me hayan marcado por su bondad, cercanía, dedicación a las personas desvalidas, amor a Dios... Las nombro______


¿Me he propuesto ser santa, santo, amando de corazón a Jesucristo y a las personas, sin mezquindades, viviendo el mandato del Amor, que nos dejó Jesús": ámense unos a otros como yo les he amado"?
Todas las personas hemos sido creadas para  ser santas a la manera de Jesucristo y llegar a la plenitud de nuestra humanidad en el Resucitado.





Tomado de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, "Alégrense y regocíjense". 

                        Abril 2018

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